Alcoy aplica a Fontilles una dosis de abril

Las tranquilas calles del sanatorio San Francisco de Borja se han visto invadidas este sábado por una legión de alcoyanos. Unos 700, que han convertido el antiguo lazareto en un pedazo de Alcoy. Octubre y su rastro otoñal han mutado en el abril que destila perfume de primavera. Y la Fiesta de Moros y Cristianos, la de Alcoy, ha emergido para mostrar su rostro más solidario.

Once filaes han participado en la tradicional visita a Fontilles. Una menos que el año pasado. Han viajado todos los cargos festeros de 2018 a excepción del alférez moro, de la filà Magenta. En Fontilles ha habido trajes de 18 filaes a través de lo que se conoce como festero minso: que acude por su cuenta. “Es una figura cada vez más habitual. Son personas que sienten la visita a Fontilles pero cuyas filaes no participan”, señaló Rafael Palmer, uno de los responsables de la peña Fontilles, organizadora de la visita que desde hace tres años se celebra en sábado. “Lo mantenemos porque deja el domingo para el descanso”, recalcó el presidente de la peña, Sixto Zaragoza.

La música en la jornada festiva ha corrido a cargo de cuatro entidades musicales: L’Orquesteta de Alcoy, Agres, Alcoleja y Tárbena. La música ha comenzado a sonar desde primera hora con la Diana, el desfile tras el que han desfilado los cargos festeros para llegar a la iglesia donde se ha celebrado la eucaristía. Tras el oficio religioso, la visita a Fontilles ha cobrado todo su sentido. Los cargos festeros han visitado los pabellones, ocupados por 120 residentes, 30 de ellos afectados por lepra.

La presencia de los cargos y sus regalos son apreciados, por los mayores que residen en Fontilles y también por sus familiares. Para muchos es el acontecimiento del año. El bullicio de la Fiesta es uno de los escasos contactos con una realidad a la que ya no pertenecen. Los Moros y Cristianos, como hicieron en los años 60 del pasado siglo, derriban las murallas del antiguo lazareto y trasladan alegría y esperanza a Fontilles.

Por la tarde, las filaes han recreado las Entradas del pasado abril. El intenso azul del traje del capitán cristiano ha vuelto a brillar como el guerrero diseño del alférez de las Tomasinas o el elegante verde del capitán moro. Su presencia, como la del resto de festeros que, solidaridad aparte, pasan una jornada de jolgorio y diversión, ha impregnado de vida el sanatorio fundado en 1909. El objetivo de la peña con la visita es recaudar más de 12.000 euros para apoyar al sanatorio.