El legado histórico de la Fira de Cocentaina
La amplia diversidad de la oferta expositiva marca la idiosincrasia de un certamen con 672 años de tradición
Cocentaina rezuma historia a lo largo de los días de Fira. Sus calles son un constante foco de contrastes entre los orígenes de un certamen que se celebra desde el siglo XIV y la modernidad de las novedades introducidas en el siglo XXI. Los 136.000 metros de superficie comercial ofrecen múltiples alternativas comerciales, culturales y gastronómicas a los miles de visitantes que acuden a la cita anual e ineludible con la Fira de Tots Sants.
750 expositores conforman la oferta que copa todo el espacio de exposición. Cada noviembre se confirma el éxito de la introducción, durante los años 90, del zoco árabe, el mercado medieval y la judería. Están ubicados en el casco antiguo, lo que concede un aire de autenticidad que deviene en uno de los éxitos del certamen contestano.
El área de automoción y maquinaria agrícola es testimonio de una de las grandes decisiones en la historia de la Fira, adoptada en los años 60 del pasado siglo: cómo adaptar una centenaria muestra de animales para la agricultura a un sector que comenzaba a introducir las máquinas. “La Fira supo reconvertirse y sentar las bases de lo que hoy conocemos”, señala Elisa Doménech, responsable del expediente con el que la Fira ha obtenido la declaración de Bien de Interés Cultural.
Los comerciantes, muchos de los cuales suelen coincidir en las diferentes ferias comerciales que se celebran en toda España, reconocen que Cocentaina es diferente. Tienen el cliente garantizado. “Hace años que tenemos lista de espera de expositores que quieren sumarse a la Fira”, recalca el concejal de Hacienda, Marcos Castelló.
De la evolución histórica de la Fira deja constancia la gastronomía, que este 2018 incorpora como novedad demostraciones culinarias. Comparten protagonismo con las grandes parrilladas o los especiados platos cocinados en el zoco.
Para rematar la oferta, la Fira ofrece un espacio tecnológico que cuenta con empresas de telecomunicaciones e impresión digital, además de centros de investigación como Aitex o la Universidad Politécnica de Valencia, que organizan talleres para atraer especialmente a los más jóvenes. Nada se escapa a este magno viaje por el tiempo.