El rostro de la polémica
Rafa Barrachina es el paje negro que el fotógrafo Toni Miranda retrató en la Cabalgata de Alcoy de hace dos años - Una imagen que ha corrido como la pólvora por las redes sociales, tildada de racista por algunos colectivos
Era la primera vez que hacía de paje -la edad límite son 16 años-. Rafa Barrachina, que ahora ya ha cumplido los dieciocho, se estrenó como ayudante de Sus Majestades de Oriente hace dos años, como no podía ser de otra manera, en la Cabalgata de Alcoy. Un evento en el que fue captado por el ojo ávido del fotógrafo Toni Miranda. "Me llamó un amigo y me giré, no me di cuenta". De ahí, de esa instantánea -nunca mejor dicho- salió, primero, la imagen que iba a llevar el Nadal alcoià a todos los rinconces de España y, después, la polémica. El grupo Afroféminas, comunidad para mujeres afrodescendientes, tildó la fotografía de "racista", asegurando que emulaba a la antigua práctica conocida como blackface, referente al maquillaje teatral empleado para representar a una persona de raza negra africana. Rafa ha estado en el ojo del huracán de muchas de estas críticas y comentarios que, aunque inicialmente le repercutían indirectamente, fueron cada vez más personales y corrieron por las redes sociales como la pólvora -representantes políticos como Rita Bosaho, diputada de Ahora Podemos en el Congreso por Alicante, se pronunciaron al respecto-. "Contacté con Afroféminas para que no difundieran más mi fotografía y me contestaron con desprecio, diciendo que la siguirían utilizando y haciéndome sentir un monstruo".
Semanas después desde que estallara la polémica, y siete días más tarde de que Alcoy acogiera su 133 Cabalgata, Rafa ha querido defenderse en Radio Alcoy. "Yo sé lo que es hacer de paje, es un compromiso, y sé que no es hacer daño a nadie". Hemos entrevistado al joven, que insiste en que "ha sido una de las mejores experiencias" de su vida: "No todos los días aparece tu cara en un cartel". Una vivencia que, asegura, no debe empañarse "puesto que un paje solo se pinta la cara para dar ilusión a los niños". Aunque comprende las críticas, anima "a los que se sientan ofendidos a informarse y conocer la Cabalgata de Alcoy". Y, sobre todo, ejemplifica que ser paje en Alcoy no es sinónimo de ser racista.