La familia del condenado a muerte en Malasia recupera la custodia del hijo
El pequeño Lucas, de tan solo siete años, ha llegado a España mientras siguen las gestiones internacionales para evitar que su padre, preso en el país asiático, acabe en la horca
Son ya cinco los años que Víctor Parada lleva en una cárcel de Malasia, donde ingresó por transportar 450 gramos de cocaína como pago de una deuda contraída en Bolivia, su país de origen. Un tiempo en el que su madre, Silvia Vargas, ha luchado por obtener la custodia del pequeño Lucas, el hijo de Víctor de tan solo siete años. Por fin ha conseguido traerlo de Bolivia a España, a Benilloba, donde reside junto al resto de la familia. La clave ha sido, explica Vargas, la firma de la ex mujer de Víctor, la madre del niño, para concederle el visado. "Para que el niño pudiera viajar necesitábamos, o la tutela, o que la madre del niño diera su consentimiento por escrito (...) La llamé y ella, a los dos días, vino, sin problemas (...) Le preguntaron si estaba de acuerdo en que su hijo viviera para siempre en España con su abuela, conmigo, y dijo sí. Firmó el documento, se lo llevaron -al niño- adentro, y a los diez días me dieron el visado para Lucas".
Mientras tanto, Víctor Parada cumple condena en Malasia. Su caso está a la espera de resolución al recurso de apelación presentado por la defensa de la familia. Un nuevo juicio llegará, previsiblemente, en un año. El boliviano padece unas duras condiciones en la actualidad, como lamenta su madre. "Está solo, tiene una hora desde las diez de la mañana a las once y de tres a cuatro únicamente para que le dé el sol. Yo le digo que sea fuerte, que ni piense en mí, sino en su hijo, que lo espera".
Un rayo de luz, la llegada de Lucas a España, en esta historia, que Víctor está aprovechando para recopilar en un libro que está escribiendo desde prisión y en el que, asegura su madre, manifiesta su arrepentimiento como ejemplo para otros reos que buscan su reinserción en la sociedad.