"Nosotros queremos que él pague por lo que hizo, pero no con su vida"

Yoli Parada vive y trabaja, como su otra hermana y su hermano, en Alcoy. Antes de llegar a la ciudad, vivían en Benilloba, con un cuarto hermano: Víctor Parada. Es el joven boliviano que actualmente está condenado a la horca en Malasia por transportar 450 gramos de cocaína al país asiático desde su lugar de origen, adonde fue deportado por encontrarse sin papeles cuando residía en el municipio alicantino. Hace cinco años que fue detenido en Kuala Lumpur, en 2013, cuando hacía de mula -transportaba la droga en cápsulas ingeridas- para un hombre de origen sudafricano que le presionó -a él y a través de su hijo, de tan solo año y medio, según informa la familia- ya que le había prestado dinero por un accidente laboral que Víctor tuvo que asumir al perder dos dedos. La hermana del condenado a pena de muerte lanza una llamada desesperada desde Alcoy después de que el Ayuntamiento haya acordado interceder por la familia para que el gobierno de España inste a Bolivia a que realice las actuaciones necesarias para rebajar el castigo de Víctor en Malasia, que actualmente está en prisión, aunque su situación ha mejorado ligeramente y puede hablar "cinco minutos a la semana" con su hermanas y su madre, cuando antes estaba totalmente incomunicado. "La Embajada de Bolivia en Tokio -en Malasia no hay- está pidiendo que lo extraditen a su país de origen (...) Queremos que él pague por el delito que cometió, pero no con su vida". La familia sabe que solo tiene una opción ahora mismo: esperar. "Solo podemos prepararnos y buscar ayuda", sentencia su hermana.