Un impacto de otra época
La Llana sorprende con una puesta en escena de carácter clásico, al estilo de los años 70 del siglo XX
Los camellos, las palmeras y los pebeteros han tomado las calles de Alcoy en la tarde en la que los moros hacen su entrada en la villa. Y se han combinado con elegantes trajes, de los que en Alcoy se califican como muy morunos. El boato del capitán ha ofrecido una estética propia de los años 70 del siglo XX, cuando un capitán de la Llana, Enrique Vilaplana, se convirtió en un icono de la fiesta.
Su hijo, Rafael Vilaplana, le ha sustituido ahora en el cargo. El traje, como el de su padre, es obra de Aitana Martín, también creadora de los vestidos de los caballeros, la favorita, las damas y la guardia. El capitán ha prescindido de carroza y se ha presentado ante el pueblo a caballo, como se hacía antaño. El boato del capitán, reforzando su carácter clásico, ha hecho referencia, con dos coreografías, a la caza y la cetrería, actividades comunes entre los altos dignitarios musulmanes de la Edad Media.