Con las bragas en la mano
Desde el carismático Felipe González hasta hoy, el PSOE ha estado huérfano de un líder decente. Acuérdense de la última perla: “El de la ceja...” No es fácil. Nunca ha sido fácil encontrar un mirlo blanco. El propio entramado judio-masónico de la política (como diría el Generalísimo) devora, como Saturno, a sus hijos. Sí, es así de simple. Pero, es que esto del poder y la política son, un poco, como el mundo al revés. Cosas de niños grandotes jugando al ajedrez social.: ahora jaque al rey, me como la torre; y de paso que el tablero y la partida la paguen los peones y las peonas, como dicen los más progres y progras.
Es cierto, es muy difícil sacarse de la chistera un líder cómo lo fue Adolfo Suárez y, posteriormente, Felipe González en su día. Le ha ocurrido al PSOE y le ha ocurrido al PP. La historia es la que es. Un buen líder cotiza al precio del mejor valor del Dow Jones y aquí, hasta hoy, con las excepciones de Suárez, Gónzalez y Aznar, (con mucho menos carisma que el abulense y el sevillano), el resto, Mariano incluido, son valores del montón del IBEX y algunos propios del corralito argentino. Lo de Albert Rivera, que ese si que apunta maneras, frescura y carisma es, simplemente, la excepción que confirma la anodina regla. Además Albert tiene el merito añadido de que es un autentico self-made man.
Y digo esto porque, con Pedro Sánchez, tengo la sensación que el PSOE podría, ¡si no se malva!, ¡si no lo malvan…! Un líder. Sí, sin duda, un líder del centro izquierda a medio plazo. Pedro Sánchez tiene don de gentes, llega bien en el cuerpo a cuerpo; es más, puede llegar a conectar con el centro político y acabar siendo el relevo real del “Felipismo” que encandiló a millones de españoles durante muchos años, hasta que pasó lo que pasó. Pedro Sánchez está preparado y pertenece a una generación con la que Rajoy no conecta. Lo cierto es que Rajoy nunca ha conectado.
Pedro Sánchez ha cometido errores de principiante, como todo el mundo, (lo de los funerales de Estado y otras historias de principiante), pero su firmeza uniéndose al PP contra el salvaje terrorismo jhijadista y el reconocimiento de que existe un tibio e incipiente cambio de ciclo económico le convierten, para mí sin duda, en un hombre de Estado. Le queda mucho por aprender, pero tiene madera de líder y si lo dejan, algún día, podría ser Presidente del Gobierno. Y por eso, precisamente porque tiene madera, los mediocres y las mediocras del “aparato” van a ir a por él “a saco” si no levanta el vuelo ya.
Dicen de Pedro Sánchez que es un “guaperas” y lo dicen muchas... Quien diga que el aspecto físico en política no es importante (por aquello del ejemplo del poco honorable Jordi Puyol) no tiene razón, ya que la excepción confirma la regla. Además, hay más españolas que españoles en la pirámide de población de la piel de toro y ¡ya se sabe! Pues eso.
La difícil jugada del relevo del jefe del aparato de la Federación Socialista Madrileña, “con un par”, es una jugada a vida o muerte. Pedro Sánchez lo sabe, ¡no ha tenido más remedio! ¡Blanco y en botella¡ Caen chuzos de punta en Madrid, y el arcoiris ni está, ni se le espera. Y de Despeñaperros al Peñón, de Susana, tampoco todos son... Pedro Está en su derecho. Lo han querido, injustamente, amortajar políticamente, antes de darle la oportunidad de decir buenas tardes, y por eso, muchas fans se podrían quedar con la miel en los labios, sin poder llegar a votarle y, cómo aquel que dice: “con las bragas en la mano”.
En la política, como en la vida, al final, y al margen de la valía personal, y Pedro Sánchez la tiene, también influye mucho la suerte. Imagínense, que hasta ZP fue Presidente del Gobierno.