Dar con la tecla
La Columna - (viernes, 21 de septiembre de 2018)
De vez en cuando alguien de las alturas da con la tecla correcta para conectar con la calle. En el terreno de la administración pública estos aciertos no suelen ser corrientes y lo habitual es que los políticos pongan en marcha costosas iniciativas que se pierden en medio de la indiferencia popular o que ven reducido su impacto a ámbitos muy minoritarios o prácticamente inexistentes.
No es ese el caso de los actos que el Ayuntamiento de Alcoy está organizando en torno al patrimonio modernista de la ciudad. Por alguna misteriosa razón, el gobierno municipal ha conseguido conectar con alguna fibra oculta de los alcoyanos de a pie y ha convertido en un rotundo éxito de participación una convocatoria cívica, que empieza a hacerse un hueco en la reducida agenda festiva y social de la ciudad.
A la hora de repartir méritos, hay que mirar en primer lugar hacia la Casa Consistorial. El promotor de la idea, el Ayuntamiento ha sabido montar alrededor de la Semana Modernista una variada y atractiva programación de actividades, en la que se superponen las celebraciones de calle con las exposiciones y las conferencias. Sin embargo, esta jugada maestra no habría sido posible sin la capacidad del gobierno municipal para implicar en el proyecto a todo tipo de entidades y de colectivos, multiplicando así el poder de movilización de su convocatoria.
Hay que señalar, sin embargo, que la explicación de este fenómeno estaría incompleta sin una referencia a sus principales protagonistas: los alcoyanos. Se ha desatado un auténtico furor por echarse a la calle vestidos de época y por participar en el ciclo de actividades que culminará a lo largo de este fin de semana. El que albergue alguna duda a este respecto, sólo debe echar una mirada a los escaparates de los comercios, al taller de fabricación de sombreros o a los anuncios de las peluquerías. Se ha producido una conjunción casi mágica de elementos. A los alcoyanos y a las alcoyanas nos vuelven locos las celebraciones callejeras y, además, nos encanta vestirnos de cosas que se salgan de lo normal, ya sea de capitán moro, de paje real o de damisela de los años veinte. Por si esto fuera poco, somos un pueblo muy dado a las nostalgias y recordar el modernismo, la edad de oro de nuestra historia, es una ocasión para ejercer el orgullo nacional y para recrear unos tiempos en los que el centro de Alcoy florecían hermosos palacios en vez de solares llenos de matorrales y roña.
Queda claro que los habitantes de esta ciudad somos muy buenos celebrando nuestro pasado. A partir de ahora, sólo cabe confiar en que movilizaciones como la vivida en torno al modernismo sirvan de instrumento para mejorar nuestro futuro.