Defender la Cultura
La Columna - (viernes, 26 de febrero de 2016)
Un artículo de nuestra Constitución, el 44, dice que los poderes públicos deben promover el acceso a la cultura, a la que todos tenemos derecho. Y aquí surgen varias cuestiones:
¿Dónde está la promoción en un país que busca sanear las cuentas de su Estado restringiendo el acceso a la cultura?
¿Dónde se prevé esa promoción cuando partidos políticos no debaten ningún punto sobre esta materia durante la configuración de un futuro Gobierno?
¿Dónde está la promoción en un país que vio nacer a Miguel de Cervantes y que este año, en el cuarto centenario de su muerte, se cuestiona la implicación de organismos públicos para rendir homenaje?
¿Dónde está, en una sociedad que hereda el legado de Ramón Llull y que hoy, cuando se cumplen setecientos años de su muerte, los valencianos desconocemos, al menos de momento, si aquí también conmemoraremos su figura?
¿Dónde está la promoción en una ciudad, la nuestra, que ve en la obra de sus cantautores emblemáticos un motivo para abrir un despreciable debate político?
¿Dónde está la promoción del acceso a la cultura en una ciudad que cobra a sus ciudadanos una tasa de hasta 20 euros por alquilar en las bibliotecas un libro disponible fuera de la red municipal?
Con tantas preguntas sobre la mesa, uno llega a pensar, sinceramente, que hay poderes públicos que o no promueven la cultura como deberían o que aquello que promueven no es cultura.