Desde la desmemoria
La Columna - (viernes, 19 de octubre de 2018)
No se sabe exactamente cómo, pero hace unos meses resucitó la reivindicación del proyecto para mejorar y ampliar la carretera que une Alcoy y Benidorm. Renacía de entre los muertos una obra que hace algo más de una década fue anunciada por el PP dentro del denominado plan de autovías transversales y que fue paralizada tras recibir un rotundo rechazo de todos los partidos de izquierda y de numerosos ayuntamientos, al considerarla una actuación faraónica y con un fuerte impacto ambiental. Por si esto fuera poco, la nueva vía de comunicación se vinculaba desde un principio a un sospechosísimo plan para construir una gigantesca urbanización de chalés en Benasau.
Algo muy parecido sucedió en su día con la denominada autovía Muro-Villena. Otra delirante propuesta del PP, que amenazaba con abrir una gran cicatriz de asfalto en medio del parque natural de la Sierra de Mariola y que acabó enterrada en un cajón gracias a las masivas movilizaciones de los vecinos de los pueblos afectados.
Ha sido necesaria la intervención de la propia consellera de Obras Públicas para poner algo de cordura en este asunto y para señalar que la conexión Alcoy-Benidorm no está entre las prioridades del Consell, que se enfrenta a urgencias mucho más necesarias y mucho más viables, entre las que figura en un lugar destacado el desdoblamiento del tramo de carretera entre l´Olleria y Terrateig, que ostenta el dudoso de ser uno de los tramos más peligrosos de la red de carreteras de las comarcas centrales.
En todo este asunto sorprende la desmemoria de las asociaciones empresariales y de los políticos que han asumido la reivindicación. Hace sólo unos años, el proyecto de ampliación de la carretera entre Alcoy y Benidorm se consideraba un ejemplo sangrante de la política especulativa del PP, una carísima agresión al territorio que obedecía a oscuros intereses económicos. Estos planteamientos mantienen toda su vigencia en la actualidad y al ver el tema nuevamente sobre la mesa, crece la sensación de que a veces surgen reivindicaciones hechas desde la más irreflexiva frivolidad. Mejor harían reivindicando más médicos, más escuelas, más autobuses de línea y más oficinas bancarias para unas zonas rurales, que lo último que necesitan es que alguien arrase sus hermosos paisajes con una autovía.