Dignidad feminista
La Columna - (martes, 13 de marzo de 2018)
Las miles de mujeres que salieron a la calle en las principales ciudades del país y participaron en la huelga el 8 de marzo nos dieron un ejemplo de dignidad. Hubo quien repudió esta huelga por una cerrazón ideológica que el masivo seguimiento desmontó. Las mujeres que no quisieron sumarse estaban obviamente en su derecho, es lícito en democracia apoyar o no las huelgas, pero en este caso, los partidos contrarios, incluyendo sus dirigentes femeninas, que tildaban las protestas de elitistas, recibieron una lección. Fue tal su éxito que ya hay formaciones políticas que estaban en contra que empiezan a matizar el discurso.
Y en este sentido, es bueno recordar que los derechos que ahora disponemos se aprobaron porque en su momento hubo gente que salió a la calle; si la mujer puede votar es porque sus bisabuelas se manifestaron; si la sociedad está sensibilizada contra la violencia de género es porque hubo movilización social; incluso, si hay mujeres que ya participan en las fiestas de moros y cristianos es porque hubo quien alzó la voz en su momento.
Hay cuestiones que tendrían que tener una transversalidad ideológica y no ser utilizadas de manera partidista. Ir a trabajar el 8 de marzo era más cómodo, pero la dignidad feminista fue la que salió a la calle y triunfó. También sirve de aviso a navegantes, sin estos movimientos sociales, los ciudadanos seríamos meros títeres en medio de una jungla de intereses. Es esta dignidad la que hace avanzar la civilización, no los mal llamados tecnócratas.