El espejo del campus de Ferrándiz
La Columna - (jueves, 11 de abril de 2019)
La conversión de las viejas fábricas de Ferrándiz y Carbonell en un campus universitario es una obra ejemplar en el sentido literal de la palabra. Esta operación urbanística, que la pasada semana recibió un premio nacional, es un espejo en el que deberían mirarse futuras actuaciones, tanto por su calidad arquitectónica como por las evidentes consecuencias positivas que ha tenido sobre la vida y la economía local.
Alcoy es una ciudad con un enorme patrimonio industrial en fase de abandono o de ruina. La recuperación de estos edificios emblemáticos para el uso público es, sin ningún género de dudas, uno de los principales retos a los que se han enfrentado, se enfrentan y se enfrentarán las sucesivas administraciones públicas. El campus de la Politécnica es un modelo a seguir. En poco menos de una década se consiguió llenar de contenidos dos fábricas textiles cerradas, conservando unos edificios de gran valor y revitalizando una zona del centro histórico que estaba condenada a morir poco a poco. Veinte años después, mirando las cosas con la perspectiva que da el tiempo, sorprende la rapidez con la que se desarrolló aquel proyecto y el grado de colaboración institucional que rodeó a una iniciativa de gran envergadura, que no estaba exenta de complicaciones administrativas y económicas.
Eran otros tiempos, en los que las arcas públicas tenían dinero para invertir y en los que la gestión política no presentaba las complejidades técnicas de ahora. Resulta inevitable comparar la celeridad con la que se gestó este campus, con las complicaciones que ha generado la recuperación de la antigua sede de la CAM en Rigoberto Albors o con la paralización del plan para desarrollar algún proyecto en la manzana de Rodes.
Aunque las condiciones actuales sean más adversas, el caso de Ferrándiz nos deja clara la dirección que hay que seguir. Una de las mejores opciones de futuro para esta ciudad, pasa por rentabilizar su valioso patrimonio y por convertirlo en un instrumento de revitalización económica y social. Sólo hace falta darse una vuelta por la plaza del campus para confirmarlo.