Humor con las banderas

JOAN MESTRE

Joan Mestre es periodista del diario Levante de Castellón

Un teatro de València suspendió ayer la actuación del humorista Dani Mateo por un boicot de la ultraderecha. Su delito, hacer un sketch de broma con la bandera de España. Cuando se produjo el atentado contra la revista francesa de Charlie Hebdo por una caricatura de Mahoma toda la ciudadanía salío al unínoso en defensa de la libertad de expresión. En cambio, muchos de los que clamaban Je suis Charlie estiman ahora un sacrilegio que se haga mofa de banderas o de su religión y consideran que debe ser incluso penado. Es una curiosa forma de ver la democracia; si se meten con otras creencias no pasa nada pero si lo hacen con mi bandera o religión a la cárcel.

Esta polémica de banderas muestra una falta de cultura democrática en parte de la población. No se puede aducir que hay que prohibir las burlas a la bandera porque ofenden los sentimientos de uno; el autor de esta columna piensa que es más ofensivo y peligroso para la convivencia las arengas de algún que otro locutor radiofónico, pero respeta su derecho a opinar lo que quiera. El límite está en las enjurias o insultos, nada más. La pertenencia a un país o el sentimiento a una bandera no deja de formar parte de la ideología de una persona, no tiene porque representar a su conjunto.

Ahí está la riqueza de la democracia, unos se sienten españoles emocionándose con el himno, otros se sienten de su tierra emociándose con sus gentes y respetando sus diversas creencias. Cuando la ciudadanía aprenda a frivolizar sobre lazos amarillos o banderas españolas y lo vean lo más normal del mundo la democracia habrá avanzado.