Japón...arigato gozaimasu
La Columna - (lunes, 04 de noviembre de 2019)
Soy primeriza. He visitado por primera vez Asia. 17 horas entre nubes hasta llegar a Japón, que sorprende al visitante a cada bocado y paso que da, en cada barrio y cada ciudad.
Es uno de los países más seguros del mundo y así lo siente el turista incluso en su capital, con más de 9 millones de habitantes. Pero a este mismo país la naturaleza le sacude de forma continuada. Allí he vivido, desde el interior de un hotel, 'mi primer tifón'. Una tormenta que se anunciaba como la peor de la última década, mientras nos llegaban noticias del tifón que afectaba a España, en forma de corriente secesionista.
He visto el Japón más atrevido: de colores y neones, de manga y anime, de gamers y máquinas de vending. Se dice que hay una máquina expendedora por cada 23 habitantes. Pero ¡ojo con comprar una bebida en una de éstas!, porque una vez consumida, el envase te acompaña durante el resto del día.
La inexistencia de papeleras sorprende ante la ausencia de un papel o colilla en sus aceras, que son libres de humos, ya que está prohibido fumar en la calle; pero también libres de virus, ya que las mascarillas son el complemento estrella de cualquier japonés cuando está resfriado.
¿Qué se puede esperar de un país en el que la taza de cualquier baño, público o no, cambia de temperatura a gusto del que se sienta sobre ella?
También he conocido el Japón más tradicional, que huele a incienso, ora en sus templos y santuarios, come con palillos y descansa en el tatami de un ryokan.
Un país así nunca se olvida; ni el trozo de sepia cruda en mi paladar en una de mis degustaciones de sushi.
Solo sé que volveré, aunque sabiendo que ya nunca más seré primeriza.
Japón… arigato gozaimasu