La ruleta rusa
La Columna - (jueves, 05 de marzo de 2015)
Alcoy no sabe qué hacer con la Font Roja. 27 años después de la declaración de parque natural, esta ciudad es incapaz de ponerse de acuerdo sobre el destino que le quiera dar al más emblemático y valioso de sus parajes. El Carrascal lleva casi tres décadas empantanado en la indefinición permanente y sometido a los riesgos de los vaivenes políticos, que son muchos y muy serios.
La derecha apuesta claramente por rentabilizar económicamente la Font Roja, lanzando propuestas que esconden la privatización de este espacio natural mediante la aplicación de la manga ancha a todo tipo de iniciativas inmobiliarias. La izquierda ha cogido desde siempre la bandera de la protección del patrimonio natural y la ha acompañado con una serie de propuestas difusas destinadas a potenciar el turismo sostenible en un lugar que representa uno de los principales atractivos de esta ciudad. Desde la declaración de parque natural, la única propuesta meditada fue la del ecocentro de Pepe Sanus, un proyecto pilotado por el prestigioso biólogo Ramón Folch, que cayó víctima de la venganza del PP contra Alcoy y cuyos escuálidos restos han naufragado en el desastre de la CAM.
Cada equis tiempo, el parque natural alcoyano se ve metido en una situación de riesgo y sale de ella de milagro gracias a la movilización ciudadana o a algún inesperado giro político. Hace cuatro años, nos salvamos de un demencial proyecto de hotel y ahora flota sobre nosotros el fantasma de un complejo industrial en la zona de la Canal. Ninguna administración ha sido capaz de acabar con esta sucesión periódica de sobresaltos. Pasa el tiempo y crece la sensación de que estamos jugando a la ruleta rusa con la Font Roja, aumenta el temor de que un día llegue un echao palante con una mayoría absoluta y convierta en realidad alguna de estas salvajadas, dejándonos a todos un doloroso legado de daños irreparables.
El actual gobierno municipal tenía una ocasión magnífica de darle un golpe de timón a las relaciones de Alcoy con la Font Roja y la ha perdido. La conservación del parque natural fue uno de los temas estrella de la pasada campaña electoral y la llegada de la izquierda al poder supuso la paralización definitiva del proyecto de hotel defendido por el PP. En vez de aprovechar la especial sensibilización ciudadana existente en torno al tema, para elaborar un plan definitivo para diseñar los usos públicos del paraje, la actual corporación ha dejado pasar el tiempo sin hacer nada. Es una actitud inexplicable y llena de peligros, ya que les da argumentos a aquellos que piensan que la conservación del medio ambiente es un sinónimo de inoperancia y, además, deja abiertas las puertas del futuro a todo tipo de despropósitos y de chaladuras.